¡Alerta en tu boca! ¿Qué revela el color, textura y forma de tu lengua sobre tu salud?

La lengua está ricamente irrigada de sangre y es sensible a los cambios internos del cuerpo. Actúa como un indicador de la homeostasis, es decir, la capacidad del cuerpo para mantener un equilibrio interno estable. Cuando algo no funciona correctamente en el organismo, a menudo se manifiesta en la lengua.
- Lengua pálida: Puede indicar anemia (falta de hierro), deficiencia de vitaminas B12 o folato, o incluso problemas de circulación. Es importante consultar a un médico para descartar estas posibilidades.
- Lengua roja brillante: Podría ser un signo de deficiencia de vitamina B3 (niacina) o de fiebre. También puede estar relacionada con el consumo excesivo de alimentos picantes.
- Lengua marrón: A menudo se asocia con una mala higiene bucal, el uso de ciertos medicamentos o la exposición a tabaco. En algunos casos, puede ser un signo de infección fúngica.
- Lengua blanca: Puede ser un síntoma de candidiasis oral (infección por hongos), leucoplasia (placas blancas en la boca) o simplemente una acumulación de bacterias debido a una mala higiene.
- Lengua negra: Suele ser causada por la acumulación de bacterias y restos de alimentos en las papilas gustativas. El consumo de café, té negro o el tabaquismo pueden contribuir a este problema.
Además del color, la textura y la forma de la lengua también pueden ofrecer pistas sobre tu salud:
- Lengua geográfica: Se caracteriza por la aparición de manchas rojas y blancas que cambian de forma con el tiempo. Aunque generalmente no es grave, puede causar molestias o dolor.
- Lengua fisurada: Presenta grietas o fisuras en la superficie. Puede ser causada por factores genéticos, traumatismos o ciertos medicamentos.
- Lengua hinchada: Puede ser un síntoma de alergias, reacciones adversas a medicamentos, infecciones o incluso enfermedades autoinmunes.
- Papilas gustativas inflamadas (valléculas palatinas): Pueden causar una sensación de ardor o picazón en la parte posterior de la lengua. Suelen estar relacionadas con el estrés, la acidez estomacal o la irritación por alimentos calientes.
Presta atención a cualquier cambio en tu lengua y consulta a un médico o dentista si observas algo inusual. Mantén una buena higiene bucal, evita el consumo excesivo de alimentos irritantes (picantes, ácidos), y lleva una dieta equilibrada rica en vitaminas y minerales. La prevención es clave para mantener una boca sana y un cuerpo en óptimas condiciones.
Recuerda: Este artículo tiene fines informativos y no sustituye el consejo médico profesional. Siempre consulta a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.